jueves, 27 de septiembre de 2012

¿Indignado? No, estoy furioso.




Se acabó estar indignado, estoy furioso.

Furioso de ver cómo nos toman el pelo los políticos de todos los colores, furioso de comprobar cómo  la corrupción está implantada en nuestra sociedad y no hacemos nada, furioso de ver como la pobreza va ganando terreno en nuestro país, furioso de ver incompetentes gobernándonos, furioso de que la gente capacitada se tenga que irse de nuestro país para ganarse la vida dignamente, furioso de comprobar que solo salimos a la calle para celebrar victorias deportivas, furioso por no poder hacer nada sin que el sistema me engulla en el mismo momento que toque un poco las pelotas.

Estoy furioso de que no se unan todos los colectivos indignados y actúen a la vez, de que no se realice una macromanifestación que de miedo, si si, miedo a los políticos y todos los que manejan los hilos que han hecho que estemos donde estamos. Que suden, que lloren, que tengan miedo de salir de casa por engañarnos.

Las reglas del juego, la famosa Constitución, no la hicimos el pueblo, la hizo esos grupos políticos en los que confiábamos, y estamos comprobando que es una chapuza. Una chapuza que únicamente protege a la casta política y los grupos de poder.

Quiero cambiar las cosas, solo no puedo, legalmente no puedo, el sistema está protegido, solo me queda la desobediencia.

Estoy furioso.